miércoles, 31 de octubre de 2007

viernes, 26 de octubre de 2007

sábado, 20 de octubre de 2007

Noticia sobre la abolición de las corridas de toros


Esta noticia apareció en El País el 19 de octubre de 2007.

Intelectuales y artistas piden la abolición de las corridas de toros

SILVIA BLANCO - Madrid - 19/10/2007

El Congreso se llenó ayer de escritores, cantantes, actores. De unas setenta asociaciones defensoras de los animales. Pidieron, en un manifiesto, la abolición de las corridas de toros; la redacción de una ley estatal que defienda los derechos de los animales; que se tipifique como delito el maltrato a las otras especies. Y una última vindicación: que, en una hipotética reforma constitucional, se reconozcan los derechos de los animales. Fue en una jornada parlamentaria organizada por los dos diputados de Los Verdes (integrados en el Grupo Socialista). El divulgador científico Eduard Punset, el director de cine Juanma Bajo Ulloa, el filósofo Salvador Pániker o el humorista Forges son algunos de la treintena de nombres que lo suscribieron.

Otros defendieron el manifiesto en persona, como la escritora Lucía Etxebarria. Vaticinó que dentro de 20 años no habrá corridas, porque en nombre de la tradición no son defendibles "ni los combates de gladiadores, ni las ejecuciones públicas ni la extirpación del clítoris", así que tampoco, razonó, los toros. "La única diferencia entre un holocausto humano y uno animal es que nosotros tenemos voz", prosiguió la también escritora Ruth Toledano.

Mientras hablaban, un par pantallas mostraban cadáveres de vacuno colgando, zorros enjaulados, visones despellejados o a un hombre matando a palazos a una foca.

jueves, 18 de octubre de 2007

Interesantísimo artículo


Este interesantísimo artículo apareció el Jueves, 18 de Octubre de 2007, en Granadahoy.com

El hombre, un lobo... para el lobo.


Luis Gómez Jacinto, Catedrático de Psicología Social de la Univ. de Málaga.

HOMO homini lupus. La expresión se corresponde perfectamente con la historia de la humanidad, que puede ser narrada a través de las decapitaciones, crucifixiones, desmembramientos, quemas de herejes, cámaras de gas, bombas nucleares y todo el arsenal de la capacidad humana para la destrucción. A medida que aumentaba este inventario de horrores hemos ido desarrollando todo un repertorio de herramientas morales que nos permiten incluir a cada vez más personas dentro de nuestro círculo moral y afectivo. Debemos felicitarnos por esto y seguir ahondando en el reconocimiento de la dignidad del ser humano, sin que un hombre sea un lobo para otro hombre. Ahora llega el momento de preguntarnos por qué los hombres somos también unos lobos para los lobos, para los otros animales con los que compartimos el mundo.
En este mes de septiembre se celebran las fiestas del pueblo vallisoletano de Tordesillas. El festejo más conocido de las mismas es el toro de la Vega: ancestral ritual taurino en el que un ejemplar de más de 500 kilos es alanceado por caballistas y peones hasta darle muerte. Prohibida desde hace unos pocos años, la tradición dice que quien acierte con la lanza de muerte puede cortar los testículos del toro y mostrarlos orgullosamente en la punta de su pica. El ganador es aclamado por el pueblo y obtiene del Ayuntamiento una lanza de hierro forjado. No es difícil encontrar en la geografía española fiestas similares, en las que un pueblo entero somete a un animal, habitualmente un toro, a tradiciones consistentes en adornarlo con alfileres, pasearlo enmaromado por las calles del pueblo, coronarlo con bolas de fuego en los cuernos, derribarlo, y otras antiguas y crueles costumbres con el eufemístico nombre de tradiciones populares. Como en otros aspectos, España no es diferente a otros países en esto de la crueldad festiva hacia los animales. Buena cuenta de ello pueden dar los zorros ingleses, los gallos latinoamericanos, los gorilas africanos o los elefantes asiáticos. Hay en los seres humanos de los más diversos lugares geográficos una fascinación por el dolor, la sangre y la muerte de los miembros de otras especies. Pareciera que la crueldad formara parte de nuestra propia naturaleza.

La crueldad es infligir deliberadamente un dolor físico o psicológico a un ser vivo, con indiferencia a veces, pero con el evidente deleite del perpetrador en la mayoría de las ocasiones. La crueldad es un subproducto conductual de la actividad predatoria del homo sapiens, motivada por los refuerzos, alimenticios básicamente, que se derivan de esta adaptación. Está estrechamente unida al denominado complejo dolor-sangre-muerte del que están dotadas las especies cazadoras. Este complejo activa el comportamiento predatorio y cazador: el terror de la presa y el forcejeo por escapar, el derramamiento de su sangre, los gritos mientras sufre graves heridas y es devorada todavía viva. Compartimos con otros depredadores este rasgo, pero la crueldad requiere un sistema cognitivo y social muy avanzado, como el que nosotros poseemos. En nosotros, el disfrute con la crueldad es una manifestación culturalmente elaborada de la adaptación predatoria.

La historia de la humanidad ha visto muchas formas de canalizar esta predisposición al deleite con el sufrimiento de otros seres vivos. En la mente del lector estarán ritos y espectáculos crueles que históricamente los seres humanos hemos montado para arropar religiosa, ideológica y culturalmente el ancestral instinto predatorio. El circo romano, los castigos y ejecuciones públicas medievales, los sacrificios humanos, son buenos ejemplos de la crueldad como entretenimiento. El derramamiento de sangre de las víctimas, sus gritos de dolor y su muerte provocaban en los espectadores un alto nivel de activación emocional. Esta activación es la que guía también nuestra mirada morbosa hacia un accidente de tráfico, un acto violento o una película de terror.

La crueldad hacia los animales es la parte más arraigada de esta tendencia humana. Los actos crueles contra los animales se consideran, en muchas ocasiones, como el resultado inevitable de una actividad beneficiosa o necesaria para el hombre. La alimentaria es la más evidente. Otra, menos obvia, es la experimentación biomédica en la que se produce pero no se desea y se trata de evitar el sufrimiento de los animales. También hay ocasiones en las que simplemente se ignora o se niega el padecimiento animal.

Lo que algunos denominan crueldad sádica se caracteriza porque el sufrimiento del animal es intencionado y es motivo de entretenimiento para el causante del daño. Esta forma de crueldad es menor ahora que en el pasado. Afortunadamente, el desarrollo cultural de las sociedades modernas ha ido poniendo freno a esta pasión cruenta. Sin embargo, los ritos, los espectáculos y las fiestas en las que se inflige un sufrimiento al animal, única y exclusivamente como parte del entretenimiento de los espectadores, siguen estando presentes en este mundo postmoderno.

martes, 16 de octubre de 2007

¿Arte? Artículo Rosa Montero en El País 16/10/2007




Este artículo ha sido publicado en El País el 16 de octubre de 2007
  y da idea de la catadura moral de algunos... Lo peor no es que algunos sean capaces de esto, que es muy grave, lo peor y lo que más tristeza produce es ver que hay gente que lo justifica...
Hay que hacer algo por cambiar el mundo, y aunque no es mucho, creo que firmar para que no acuda en 2008 a la Bienal Centro- americana de Honduras el energúmeno éste, puede ser un paso hacia adelante... pincha aquí para firmar

Respeto

ROSA MONTERO 16/10/2007

Guillermo Vargas Habacuc es un costarricense que dice ser artista. En agosto hizo una exposición en una galería de Managua y, tras atar a un perro a una pared, lo dejó morir de hambre. Según él, esa sádica, bárbara y necia obviedad era una manifestación artística. En Internet pueden verse fotos estremecedoras del pobre animal. La noticia ha llegado ahora hasta mis manos empujada por una campaña internacional de recogida de firmas para evitar que ese matarife acuda en 2008 a la Bienal Centroamericana de Honduras (puedes firmar en http://www.petitiononline.com/13031953/).
El repugnante montaje de Habacuc reabre la cuestión de los límites del arte, o cómo bajo la excusa del hecho artístico se pueden cometer todo tipo de tropelías que en realidad sólo buscan llamar la atención y sólo son puro narcisismo patológico. Hace dos años, una exposición del Reina Sofía de Madrid incluyó un vídeo de 53 minutos en donde se veía matar a martillazos a una vaca; y lo peor fue que el Consejo de Críticos de Artes Audiovisuales sacó un comunicado en defensa de "la libertad creativa". Qué triste que, justamente aquellos que deberían estar reflexionando sobre el arte, sobre su sentido y sus fronteras morales, prefirieran abdicar del pensamiento y cultivar el corporativismo y el lugar común. ¿Pero qué demonios es la libertad creativa? ¿Les parecerá creativo matar de hambre a un perro? Y entonces, ¿por qué no hacer arte de atormentar a un niño, por ejemplo? Aterrorizar a un crío durante horas, ¿no revelaría muy creativamente el sustrato referencial del miedo arquetípico y otras mentecateces semejantes? El caso Habacuc roza una cuestión aún más esencial, una de las fronteras de la civilidad del siglo XXI: la comprensión de nuestra continuidad orgánica con el resto de los animales, y la certidumbre de que no seremos capaces de respetarnos a nosotros mismos si no respetamos a los demás seres vivos (igual que, tras la Revolución Francesa, hubo que aprender que la libertad del hombre sólo se podía conseguir si también englobaba a la mujer). Pasado mañana, Los Verdes españoles organizarán una jornada parlamentaria en apoyo de la postergada Ley Nacional de Protección Animal. Necesitamos esa ley: por los animales y por nosotros.

lunes, 15 de octubre de 2007

Blog Action Day. http://www.proyectogransimio.org/


Hoy es el día del año elegido para que desde el mayor número de blogs posible hacer campaña en favor de una causa justa. Este año el tema es el medio ambiente, así que cada blog elige un tema relacionado con el medio ambiente para darlo a conocer. El elegido por mi es el de los Derechos de los Animales, ya que me parece una de las conquistas por las que debemos luchar, y de ese modo conseguir un mundo más justo y más habitable.

Antaño se lucharon por causas que hoy día nadie medianamente "normal" duda de que son justas, como son la lucha contra el racismo, contra la discriminación de la mujer,... en esos temas queda muchas cotas que conquistar, pero eso no debe impedir luchar por nuevas causas.

Uno de los frentes abiertos en este tema es el de otorgar a grandes simios (chimpancés, gorilas, bonobos y orangutanes) parte de los derechos básicos de los que, actualmente solo gozan los seres humanos: el derecho a la vida, a la libertad y a no ser maltratados ni física ni psicológicamente. Para conseguir esto lucha el Proyecto Gran Simio:

http://www.proyectogransimio.org/

Si, ya se, “¿cómo se puede pedir derechos fundamentales para los simios si millones de seres humanos todavía no los disfrutan?”. Es el típico argumento del que no lucha por nada, ni nadie... para que voy a luchar porque los niños de Sierra Leona no vayan a la guerra si en España hay gente que pasa hambre... En definitiva se trata de luchar contra un "ismo" más (racismo, machismo,...) el especismo, es decir la discriminación por pertenecer a otra especie. Antes se consideraba normal esclavizar a un homo sapiens que no perteneciera a nuestra misma "raza" o grupo étnico. Pues bien, ahora se pretende dar un paso más, y extender a otras especies los derechos de la nuestra, ya que no hay ninguna razón objetiva para no hacerlo.
Estos grandes simios tienen la misma capacidad de sufrir que el homo sapiens, tienen capacidad de aprender, lenguaje, tienen su propia cultura, son capaces de trasmitírsela a sus hijos, conversan entre ellos, tienen pensamientos privados, imaginación, recuerdos temporales, autoconciencia, empatía, capacidad de engañar, curiosidad, sentido del humor, sentido del tiempo, consciencia de la muerte, y son capaces de mantener una amistad que dure toda la vida...
Visita el enlace y podrás conocer más cosas de este proyecto, detrás del cual no hay cuatro locos, sino científicos de todo el mundo.

domingo, 14 de octubre de 2007

Avión de carga en tierra



Hoy termino mi temporada de técnico de extinción de incendios forestales, a las 12 de la noche acaba mi última guardia. Éste ha sido un año muy bueno en Málaga, con muy pocos incendios, incluso mejor que el 2006. Pero en este tema no se debe lanzar las campanas al vuelo nunca, porque de un año a otro se da la vuelta a la tortilla y como venga un verano con vientos secos, calor... podemos pasar al otro extremo. Es verdad que en Andalucía hay un dispositivo para luchar contra los incendios forestales que es muy bueno y estamos bastante preparados para hacer frente a los incendio, pero es imposible erradicarlos totalmente y hay fluctuaciones, años mejores y otros peores.

Otra artista más en la familia


Tengo una familia de artístas, resulta que mi prima es otra ¡artistaza!, de los pies a la cabeza. Ha sacado un disco que se titula "Bajo la piel, y del que podeis escuchar algunos fragmentos en su página web www.cristinamora.com y despues lo podeis comprar por 12,5 € euros de nada y prohibido bajarselo de la mula que está muy feo hacer eso con los que están luchando por abrise camino en el duro mundo de la música...

La tía Angelita


Aprovecho este cuaderno para presumir de tía poeta, la autora del poema anterior es la hermana de mi madre, la tía Angelita, no se si le hará mucha gracia que le llamemos así, pero es como la llamamos en la familia. Bueno os cuento lo que ponen en la página Cordobapedia:

Nació en Rute, Córdoba, en 1952.
Vive en Granada desde comienzos de los ochenta donde obtuvo su Licenciatura en Filología Hispánica por la Universidad de Granada.
Publicó su primer libro de poemas cuando aún era estudiante de Filosofía y Letras y desde entonces ha incursionado en la llamada Poesía de la Experiencia junto a importantes autores.Es Presidenta de la Asociación de Mujer y Literatura Verso libre y miembro numerario de la Academia de Buenas Letras de Granada. En el año 89 obtuvo el Premio Rafael Alberti de poesía por su libro «La Guerra de los treinta años» y en el año 2000 el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Melilla por «Contradicciones, pájaros». Otros libros de su obra poética son: «Pensando que el camino iba derecho» 1982, «La canción del olvido» 1985, «La dama errante» 1990, «Silencio» 1994, «Elegía y postales» 1994, «Cámara subjetiva» 1996 y «Canto de sirenas» 1997.

Y una gran poeta, Ángeles Mora

El infierno está en mí

Pasos de un peregrino son errante
Góngora


El infierno no son aquellos otros
que siempre se quedaron lejos
de mi calor:
el infierno soy yo.
Mi nombre es el desierto donde vivo.
Mi destierro, el que me procuré.
No me he reconocido en este mundo
inhóspito,
tan ancho y tan ajeno.
Supe que mi equipaje, demasiado indeciso,
pronto me delataba: este mundo tampoco
se reconoce en mí.
Yo siempre estuve fuera,
en otra parte siempre.
Soy una extraña aquí.
Sólo tengo una fuerza, sólo un secreto acaso:
esta voz que me escribe,
el doble que me habita en el silencio.
Este otro, mi infierno,
el vértigo
que al despertar me empuja
a una huida sin fin.

Estos son sólo pasos
de un peregrino errante.
Los caminos
que no me pertenecen,
las palabras prestadas que los días
dejaron en mi oído.



De: Contradicciones, pájaros

Un poco de poesía....


Si el hombre pudiera decir lo que ama,
Si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
Como una nube en la luz;
Si como muros que se derrumban,
Para saludar la verdad erguida en medio,
Pudiera derrumbar su cuerpo, dejando sólo la verdad de su amor,
La verdad de sí mismo,
Que no se llama gloria, fortuna o ambición,
Sino amor o deseo,
Yo sería aquel que imaginaba;
Aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
Proclama ante los hombres la verdad ignorada,
La verdad de su amor verdadero.

Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien
Cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
Alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina,
por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,
Y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
Como leños perdidos que el mar anega o levanta
Libremente, con la libertad del amor,
La única libertad que me exalta,
La única libertad porque muero.

Tú justificas mi existencia:
Si no te conozco, no he vivido;
Si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.

Luis Cernuda

Artículo de Rosa Montero sobre la barbarie de Tordesillas. Publicado en EL PAIS el martes 16 de septiembre de 2003.



Otra vez

Me consta que en Tordesillas hay gente estupenda. Es decir, no todos los habitantes de esa hermosa e histórica ciudad son unos tarados y unos sádicos. No todos están a favor de esa aberrante tortura del Toro de la Vega, consistente en que una horda de enfermos acribillan lentamente a un toro hasta matarlo, alanceándole a cachitos, atravesándolo como a una aceituna (hoy vuelve a celebrarse este martirio, quizá esté sucediendo en este momento). Me consta que en Tordesillas hay gente estupenda, y lo que lamento es que algunos se dejen llevar por la retórica patriochiquera de los más bestias. Y así, aunque les desagrada el suplicio del animal, cierran filas con los verdugos por creer que quienes critican el Toro de la Vega están criticando Tordesillas. La verdad, no entiendo muy bien ese sentido del terruño. Más bien deberían arremeter contra los energúmenos que están ensuciando año tras año la reputación y el prestigio de la ciudad y que están convirtiendo Tordesillas en un lugar siniestramente célebre. En 2000, la Junta pepera de Castilla y León cometió la suprema indecencia de declarar tradicional la salvajada del Toro de la Vega; pero este año, el Defensor del Pueblo de Castilla y León (allí se llama Procurador del Común) ha remitido dos resoluciones maravillosas, una a la Junta y otra al alcalde de Tordesillas, en las que habla de la crueldad del espectáculo y de la necesidad de humanizarlo. En 1966, la Comisión de Fiestas del Toro de la Vega, prohibido por entonces, propuso hacer el acto sin causarle ningún daño al animal, sin lanzas ni acuchillamiento. Ahora el Procurador del Común, basándose en esta antigua propuesta de la propia Comisión, insta a los implicados a evitar el atroz suplicio, porque, explica, “la crueldad con los animales es una conducta totalmente rechazada por las sociedades modernas y así se recoge en la legislación demuchos Estados (entre ellos nuestro Código Penal), con el fin de defender, sobre todo, la dignidad del hombre, que actúa de forma indigna y moralmente reprobable cuando maltrata a los animales”. Ahora sólo falta que los ciudadanos civilizados de Tordesillas (a los que considero mayoría) convenzan y venzan a los bárbaros y modifiquen la fiesta para que deje de ser una carnicería.

Artículo de Antxon Olabe publicado en EL PAÍS el sábado 5 de junio de 2004.

La tortura de animales como espectáculo amparado y protegido por la autoridad es síntoma de grave debilidad en la musculatura ética de la sociedad que la tolera. La reciente aprobación por el Ayuntamiento de Barcelona de un manifiesto antitaurino, avalado por más de 250.000 firmas, ha vuelto a abrir el imprescindible debate sobre un tema que muchas personas de este país vivimos desde hace años como una ofensa a nuestra sensibilidad y valores. Desde el siglo XIX hasta nuestros días han sido numerosos los intentos tanto individuales como de grupos progresistas de poner fin a la mal llamada fiesta nacional. Hasta el momento han acabado triunfando los valedores de esa España anacrónica y rancia en la que el toreo es poco menos que símbolo de la idiosincrasia y carácter del país. Esta vez, sin embargo, se atisba ya en el horizonte el fin de un espectáculo que para muchos refleja un exacebado embotamiento de la sensibilidad. Pocos países hay en el mundo que hayan cambiado tan positivamente como el nuestro en los últimos 25 años. Desde que recuperaron las instituciones democráticas, los pueblos de España han desarrollado una sociedad abierta, plural, moderna, culta, incluso solidaria y pacifista. La reacción ciudadana a los trágicos acontecimientos de marzo en Madrid ha aportado la mejor demostración de que podemos sentirnos muy orgullosos de la sociedad surgida de la Transición. Sin embargo, siendo indudable que este país se ha incorporado de lleno a la Europa democrática y a los valores de la Ilustración, no es menos cierto que en sus estratos profundos subsisten reminiscencias de aquella España negra, preilustrada, que supo retratar el genio de Goya. Algunos apologetas de la fiesta han argumentado que el toreo supone un elemento diferenciador de la cultura y la tradición española. Sin embargo, en la Inglaterra del siglo XII y hasta bien entrado el siglo XVIII, ya existían espectáculos con toros como el bull-baiting, en los que participaban perros especialmente preparados para ello —bulldogs— y en Roma se celebraban corridas de toros en el siglo XIX. Pero los valores de la Ilustración generaron una sensibilidad social incompatible con la tortura pública de animales como forma de diversión y esos espectáculos fueron desapareciendo de la geografía europea. Una de las vivencias que más me impactó en los años que viví en Inglaterra en la década de los 90 fue ver las importantes movilizaciones sociales asociadas al movimiento animal rights. Guardo en mi retina las imágenes de decenas de miles de personas manifestándose en contra de las penosas condiciones en las que eran transportadas las vacas y ovejas a la Europa continental, manifestaciones en las que llegó a morir una persona atropellada por los camiones cuyo embarque trataba de obstaculizar. Aquellos manifestantes estaban actualizando una lucha social —los derechos de los animales— en la que su país había sido pionero. Ya en el lejano 1824 se había creado en Inglaterra la primera sociedad protectora de animales del mundo —The Royal Society for the Prevention of Cruelty to Animals (RSPCA)—. Como resultado de sus esfuerzos, hoy día somos cada vez más las personas que en todo el mundo exigimos que los animales sensibles, capaces de sufrir, vean reconocido su derecho a ser tratados con respeto y a no ser sometidos a un trato cruel. Resulta penoso ver que cuando en diversos Estados miembros de la UE, y en la propia Unión, se ha comenzado a legislar sobre el establecimiento de unas condiciones mínimas de dignidad y bienestar en el trato con los animales en las granjas, en España se mantenga un espectáculo público basado en la tortura de pacíficos rumiantes, los toros. La mayoría de las sociedades tradicionales que han surgido a lo largo del tiempo en este hermoso planeta se han relacionado con las otras especies desde una cosmovisión basada en la sacralidad e interdependencia de todo lo existente. En las sociedades tradicionales el ser humano se veía y comprendía a sí mismo formando parte de un tejido y un aliento vital que lo incluía todo. Para esas culturas, la Tierra no pertenecía al hombre, sino que el hombre pertenecía a la Tierra. Pero para nuestra sociedad la naturaleza y los seres que la habitan hace tiempo que han perdido su carácter numinoso. Ya no son portadores del aliento sagrado de la vida. Son poco más que objetos, cosas que están ahí y que podemos disponer a nuestro antojo. Perdida una visión basada en la interconexión y la mutua interdependencia, la cultura occidental ha acabado atropellando a la biosfera, generando un genocidio masivo de otras formas de vida —la tasa de extinción de especies es, en la actualidad, entre 100 y 1.000 veces superior a los tiempos prehumanos—. Por ello, ante este nuevo día mundial del medio ambiente promovido por las Naciones Unidas quiero rendir honor a aquellos pueblos y culturas que supieron generar desde lo más profundo de sus corazones otras visiones sobre la naturaleza y los seres vivos que la pueblan, citando unas palabras del que sin duda ha sido el mejor manifiesto ecologista escrito en toda la historia. “He visto a miles de búfalos pudriéndose en las praderas, muertos a tiros por el hombre blanco desde un tren en marcha. Soy un salvaje y no comprendo cómo una máquina humeante puede importar más que el búfalo al que nosotros matamos sólo para sobrevivir. ¿Qué sería del hombre sin animales? Si todos fueran exterminados, el hombre también moriría de una gran soledad espiritual, porque lo que les sucede a los animales también le sucederá al hombre. Todo está entrelazado”, dejó escrito el Gran Jefe Seatle, nativo de las praderas americanas. Muchos de nosotros hemos visto también morir a miles de hermosos toros en las plazas de nuestras ciudades en espectáculos de sangre y crueldad. Quizás seamos salvajes que no comprenden los valores estéticos y culturales de la fiesta, pero lo que sí sabemos es que, en esos espectáculos, nobles y pacíficos animales sufren indeciblemente y que nosotros sufrimos con ellos.

Antxon Olabe es asesor ambiental.

sábado, 13 de octubre de 2007

Premios nobeles

Ahora que le han dado el premio Nobel de la Paz a Al Gore me he acordado de esta viñeta...

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Adriano
www.adriano.es

Artículo de Rosa Montero

"Repijos"

15/05/2007

Si ustedes creían que con ver las fotos del ¡Hola! sobre la fiesta de cumpleaños de los señores Flufines de Fosforilla o la boda de los Fanfarria de Funfurrín ya lo sabían todo sobre el pijerío más irredento del país, están equivocados. En primer lugar, les diré que ese pijerío, al igual que la industria naval, se ha reconvertido para adaptarse a los nuevos tiempos. Y así, ahora se arrima al PSOE y al PP indistintamente, dependiendo de por dónde puedan prosperar más sus intereses. Por otra parte, estos pijos supremos, que están en todos los grandes consejos de administración de nuestro país, llevan años desarrollando una afición privada que viene a ser como la clave del club de los poderosos, la contraseña tácita de la pijez triunfante: las cacerías exóticas. Leones y elefantes en África, osos en Alaska o Rumania. Hermosas criaturas costosísimas de abatir, y no porque sea difícil matarlas (se las ponen en bandeja), sino porque esos safaris son muy caros. Años ha, asistir a las cacerías de Franco también era una seña de identidad para los poderosos del momento, pero hoy abatir meras perdices se ha convertido en una horterada demasiado democrática. Ahora para pertenecer al club de los más pijos tienes que demostrar que puedes pagarte estas carnicerías monumentales. Pero cómo, ¿todavía no has matado tu rinoceronte? Entonces aún no pintas nada.
Este sangriento rito de iniciación en la pomada es tan importante que ya han empezando a educar a los alevines. En la revista cinegética Jara y Sedal se anuncia un campamento de caza e idiomas en Suráfrica para chicos y chicas entre los 11 y los 17 años. El bonito paquete didáctico ofrece la estancia de dos semanas en una finca, clases de inglés y abatir un facochero (un jabalí ) o un impala (un antílope) por alumno. Todo por 3.500 euros. Y vienen fotos de los chicos enarbolando rifles, aunque según nuestras leyes los menores no pueden utilizar armas de fuego. "Ay, chica, yo este año tengo al niño estudiando inglés y matando facocheros", dirá la señora Foforrilla de Flavicordio. Es un buen aprendizaje para encallecer a los retoños dirigentes y hacerles sentir su poder de vida y de muerte. Y además los colmillos y los cuernos se pueden montar en plata, una supermonada.

Como la vida misma



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Adriano
www.adriano.es

viernes, 12 de octubre de 2007

Cumpleaños de Aday

El pasado 6 de octubre celebramos el primer cumpleaños de mi sobrino Aday. Lo celebramos en la finca que unos amigos tienen en Chinchón, y que muy generosamente me dejaron para celebrar el evento.
A la fiesta asistieron amigos de los padres así como los abuelos, la tía abuela concha, la prima Cristina y el que suscribe.
Lo pasamos genial y las fotos que realicé las podeis ver y descargar desde este enlace http://picasaweb.google.es/adriano.vazquez/CumpleOsDeAday
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